El 25 de Septiembre falleció en Kenya Wangari Maathai, la ambientalista, política y activista de derechos humanos. Ganadora del premio Nobel en 2004, murió a los 71 años dejando un legado detrás de ella. Es conocida por haber fundado la organización no-gubernamental Green Belt Movement (Movimiento del Cinturón Verde).
Green Belt Movement (GBM) aboga por los derechos humanos y apoya a los gobiernos democráticos y paz a través de la protección del medio ambiente. Los triunfos de la organización para reducir la pobreza y mejorar el ambiente han dado a la organización un reconocimiento internacional.
GBM es diferente de otras organizaciones ambientales porque jugó un papel esencial en la política de Kenya. Participó en el cambio democrático que hubo en el país. Wangari Maathai fue alguien que siempre tuvo opiniones firmes y comprometedoras sobre la política en su país. Fue suficientemente astuta para usar el poder y reconocimiento que GBM tenía en los medios nacionales e internacional para movilizar a ciudadanos y ver el cambio político que quería ver en Kenya.
Maathai fue líder del movimiento en contra del presidente Daniel arap Moi en Kenya. El movimiento pro-democrático al que pertenecía era el Fórum por la Restauración de la Democracia (FORD). En Enero de 1992, Maathai fue arrestada ya que se le acusaba de conspiración. Fue liberada poco después debido a la atención internacional que recibió. Si no hubiera sido por la presencia internacional y el éxito del Green Belt Movement su nombre probablemente no hubiera sido conocido y su liberación hubiera sido menos probable. Su organización jugó un papel esencial en su lucha por el cambio político en Kenya.
Otro gran ejemplo de como el Green Belt Movement se volvió un movimiento clave de la reforma democrática en Kenya ocurrió en 1993. En ese año, conflictos étnicos surgieron. Maathai creía que el gobierno los había incitado, ya que previamente había amenazado malas consecuencias en caso de multi-partidismo.
Maathai viajó por su país para evitar que la gente peleara y usara violencia. Con el GBM plantó “arboles de paz”, pero no pasó mucho tiempo antes de que el gobierno se opusiera a sus acciones. Plantar “árboles de paz” fue verdaderamente una estrategia innovadora para promover la expresión política y la reducción de violencia. Este es un activismo único del cuál Maathai debería de ser recordada.
Ella y su organización continuaron luchando por ideas democracia y la sustentabilidad ambiental. Su militancia en contra de la expropiación de tierra y degradación ambiental fueron persistentes. En 1999, Maathai y el Green Belt Movement seguían haciendo los que le venía naturalmente: plantar árboles. Pero las actividades de Maathai preocupaban a las autoridades ya que el Green Belt Movement y Maathai desafiaban las políticas de desarrollo que el gobierno imponía. Impedían que compañías de bienes raíces se implantaran en propiedad pública. Los reprimieron con violencia. A pesar de estos ataques, Green Belt Movement y Maathai siguieron con políticas de no-violencia.
Finalmente, en diciembre 2002, la Coalición del Arco Iris venció al partido que estaba en poder en Kenya. Una vez que el ambiente político de Kenya cambió, Maathai fue capaz de cambiar políticas en medio ambiente y derechos humanos. Fue nombrada Asistente Ministra de Recursos Naturales, Medio Ambiente y Biodiversidad en el novena parlamento de Kenya. Por ese entonces, el Green Belt Mouvement estaba menos involucrado en política. El papel que su líder quería que cumpliera había terminado.
La vida de Wangari Maathai es importante no solamente por lo que logró como ambientalista y activista. Es también importante por la manera en que lo logró, actuando en una ONG y también en el gobierno. Sabía que para obtener la atención política, primero debía obtener un serio compromiso de los ciudadanos. A través de su organización, Maathai fue capaz de tener un impacto político en su país. Luchó por democracia de una manera creative. Después de todo, quien más que ella y el Green Belt Movement hubieran pensado en plantar “árboles para la paz”? Está es una gran lección para presentes y futuros líderes políticos.
Sus logros en medio ambiente y derechos humanos hicieron que se volviera la primera mujer Africana en obtener el premio Nobel. Su activismo no fue puramente ambiental ya que su enfoque era integral: su lucha ambiental era también una lucha social.
Ya que el los Premios Nobel de Paz fueron anunciados a tres mujeres, me gustaría conmemorar en los siguientes artículos a dos mujeres ganadoras del Nobel de la Paz que han tenido impactos permanentes en nuestra sociedad. Wangari Maathai era una de ellas. La otra es Rigoberta Menchú (Nobel de Paz en 1992). Ambas mujeres fueron activistas, ambas representan por primera vez una región diferente del mundo (África y Latinoamérica). Tuvieron experiencias con la represión, la violencia pero ambas lucharon determinadamente para proteger lo que creían. Son una inspiración. Regresa la próxima semana para leer el artículo de Rigoberta Menchú.
Julia Naime (@julianasah) es Asistente a la Investigación y Programas del SISGI Group. Es estudiante de Economía en New York University. Durante su pasantía en el SISGI Group, investigará sobre Desarollo rural, Problemas ambientales y Economía internacional