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Hace dos años viajé a Perú por un trabajo voluntario a través de la organización ProWorld en New York University. El trabajo que nosotros hicimos allí fue construir estufas de barro con chimeneas que salían afuera de las viviendas para mejorar las condiciones respiratorias de las familias. Sin embargo, lo que más me impresionó durante este viaje, además de las condiciones de respiración pobres de las cuales estas personas vivían, fue la preocupación por el agua que muchos de los líderes de la comunidad demostraban.
El Agua?
Muchas familias rurales (y ¡urbanas!) carecen de acceso al agua potable en el Perú, como en muchos otros países de América Latina. En ese entonces, yo tenía muy poco conocimiento del problema del agua y la privatización del agua en la cual muchos países latinoamericanos están envueltos. En aquel entonces, todo lo que escuchaba eran las mujeres preocupadas de Cusco hablando acerca de cómo la mayoría de los aspectos de sus vidas se basan en la necesidad de agua, desde sustentar a sus familias a ganarse la vida mediante la agricultura. Ha sido un largo camino desde entonces, con un montón de reflexiones sobre cómo el agua, el elemento más esencial de la vida, pueden carecer en el siglo 21.
Estas mujeres indígenas en el Perú, sin embargo, no son las únicas que se ocupan de este tema o la idea de que el acceso al agua es un derecho-el derecho a la vida humana. El Consejo Mundial del Agua (World Water Council) se creó en 1996 en respuesta a esta creciente preocupación de la comunidad mundial: “Al proporcionar una plataforma para fomentar los debates e intercambios de experiencias, el Consejo tiene como objetivo llegar a una visión estratégica común sobre los recursos hídricos y la gestión de los servicios de agua entre todos las partes interesadas en la comunidad del agua “. De esta manera, el Consejo Mundial del Agua estableció el Foro Mundial del Agua (World Water Forum), que se reúne en un país anfitrión cada tres años; el Primer Foro Mundia del Agua tuvo lugar en Marrakech, Maruecos.
La visión a largo plazo que se estableció sigue siendo promovida hoy como una visión de la Vida y del Medio Ambiente para el Siglo 21.
Entonces, ¿qué tan eficaz ha sido esto y que tan verdadero es que el consejo representa las visiones de todos los países alrededor del mundo?
En el Segundo Foro Mundial del Agua (La Haya, Holanda en 2000), Medha Patkar, una activista social India habló en contra de la privatización del agua. En su discurso, habló de cómo el agua se ha convertido en una mercancía que puede ser comprada, vendida, comercializada e invertida. Su principal argumento en su discurso fue que el agua debe ser un derecho–algo que se nos ha concedido a través de la naturaleza. Muchas de las críticas que he visto tratar con este punto tiene que ver con el hecho de que la producción del agua potable cuesta dinero, sí, como cualquier otro bien. Lo que me preocupa sin embargo, no el agua potable como un producto gratis por que es un hecho de que cuesta dinero producirla. Mi preocupación es con la privatización del agua a empresas extranjeras en algunos países (como en Perú).
En primer lugar, sabemos que el agua es esencial. En segundo lugar, sabemos que cuesta dinero para producir agua limpia para sobrevivir. Sin embargo, creo que cuando las organizaciones internacionales, como el Consejo Mundial del Agua, crear proyectos como el Foro Mundial del Agua, debe haber una dirección clara hacia la responsabilidad de cada gobierno (no empresas extranjeras) en la producción de agua potable para sus ciudadanos. Creo que el Foro Mundial del Agua es una buena iniciativa para tener una discusión global sobre este tema porque nos afecta a todos. El Consejo Mundial del Agua y el Foro Mundial del Agua se han ocupado de algunos de los problemas que otras organizaciones internacionales no han discutido, pero ¿es eso suficiente?
Este año a partir de marzo 12 a 17, el Sexto Foro Mundial del Agua se encuentra alojado en Marsella, Francia. El apoyo hacia este foro ha incrementado desde que comenzó hace quince años, con miembros que representan a más de 150 países. Por supuesto, debo mencionar que el Consejo Mundial del Agua es financiado principalmente a través de las cuotas de membresía. Con esto en mente, la verdadera pregunta aquí es ¿quiénes son los que deciden lo que es mejor para las mujeres rurales en el Perú?
Es maravilloso pensar que tal vez las mujeres en Cusco tendrán el agua potable por la cual han luchado durante años. Pero ¿a qué costo? La privatización del agua se ha convertido en un arma en contra de ellas, no porque tengan que pagar con dinero que no tienen, sino porque es una limitación de sus derechos. Si El Banco Mundial financia el proyecto para la privatización del agua en países como Perú, ¿que control tiene el gobierno peruano en el sector de la sanidad? ¿Qué sucede cuando las personas están en extrema necesidad de agua pero se ven limitadas por las estipulaciones del Banco Mundial?
Cuando nos fijamos en las organizaciones internacionales como el Consejo Mundial del Agua, no debemos asumir que ellas son totalmente responsables de resolver los problemas globales. Al contrario, creo que estas organizaciones deben ser analizadas de una manera que tengan el objetivo de facilitar un diálogo entre países y promuevan cambios a través de gobiernos y ciudadanos correspondiente de cada país. La solución debe de ser fomentada de una manera local poniendo presión en gobierno locales y no buscando una solución mágica en organizaciones internacionales.